viernes, 4 de septiembre de 2009

El final de Los Beatles

Jann S. Wenner, fundador de Rolling Stone, y su visión acerca del fin de los Fab Four.

Los Beatles estuvieron profundamente arraigados en la conciencia, la propuesta, y la historia de Rolling Stone desde sus comienzos. Nuestra primera tapa en noviembre de 1967 fue John Lennon. Para ese momento, como el editor invitado Mikal Gilmore recuerda en este numero, los Beatles ya estaban empezando a deshacerse. Fue en ese contexto del colapso final de la banda que me encontré con John Lennon en 1970, para la serie de entrevistas que se transformarían en Lennon Recuerda, su relato definitivo de los Beatles (cómo vivían y hacían su música, qué les produjo y por qué se separaron) "Nos hartamos de ser sesionistas de Paul", me dijo John, rastreando el fin de la banda a la muerte del manager Brian Epstein en 1967. "Nos separamos ahí. Esa fue la desintegración"

Unos meses antes que nos juntáramos, John y Yoko Ono hicieron una visita sorpresa a San Francisco; nos habíamos estado carteando acerca de la posible entrevista, y vinieron, creo yo, a chequearme. Pronto me encontré haciendo de anfitrión de su fin de semana. Pasaron por nuestra oficina, dejando un staff de RS absolutamente pasmado a su paso. Un día, nos tomamos la tarde libre para ir a ver Let It Be, la película que registraba el último concierto en vivo de los Beatles. Jane Wenner y yo nos sentamos junto a John y Yoko en medio de la oscuridad, con el cine casi vacío, a ver cómo la banda se deshacía frente a nuestros ojos. Estaba todo ahí: las peleas, las discusiones que casi se iban a las piñas, los silencios helados. Y en medio de todo eso, la música, el gran y eterno arte que estos cuatro hombres habían hecho juntos. John nunca había visto la película, y cuando terminó estábamos los cuatro parados en la vereda del teatro, abrazados y llorando. Se había terminado. Los Beatles ya no existían.

Cuarenta años después, es difícil transmitir cuán sísmico había sido ese momento para el mundo. Desde el momento de su llegada a Nueva York, los Beatles habían sido la historia de nuestras propias vidas. Todos veían algo de sí mismos en John, Paul, George, y Ringo - en sus vidas, y también en sus extraordinarias canciones - y todos nos sentíamos conectados personalmente con ellos, con lo alegre y audaces que eran, con la manera en que se habían transformado a sí mismos de adolescentes pulidos y protegidos a aventureros mundanos y arriesgados. Hoy no hay nadie al que pueda compararse con lo que significaban para nosotros en ese entonces; desde entonces, el mundo nunca volvió a estar tan íntimamente involucrado con ningún músico popular o banda.

Mientras cerrábamos este número, como seguimos diciendo los de la gráfica, un estudio recién divulgado revelaba a qué nivel los Beatles siguen definiendo nuestro mundo. Según el Pew Research Center, el amor compartido por la banda contribuyó a achicar la brecha generacional en Estados Unidos, reduciendo significativamente los desacuerdos entre adolescentes y sus padres. Todos los grupos etarios relevados, desde los 16 a los 64, escucha rock & roll más que cualquier otro género musical - y los Beatles rankean en los primeros cuatro puestos de todos los grupos etarios.

"Hoy por hoy hay un amplio consenso entre distintas generaciones con respecto a un ámbito de la cultura norteamericana que en los '60 había sido un campo de batalla: la música", concluye el estudio. "¿Podrá ser que la razón por la que padres y adolescentes hoy ya no pelean tanto como lo hacían hace una generación sea que cuando las cosas llegan al límite, siempre pueden relajarse juntos escuchando un tema de los Beatles?"

Ese amor compartido por la música sigue formando parte de la esencia de Rolling Stone. Al igual que los Beatles, nosotros también empezamos con rebeldía adolescente, atraídos por algo que a nuestros padres no les gustaba ni podían entender, y ahora estamos orgullosos de que el rock & roll se haya vuelto algo que une a un país, a una cultura y a aquellos eternamente jóvenes. Es un homenaje a lo mejor de la música, a todo lo que sentimos esa tarde en San Francisco sentados en la oscuridad mirando Let It Be - la risa, el amor, la compasión, y a través de todo eso, la búsqueda de un mundo mejor.

Por Jann S. Wenner

Fuente: Rolling Stone

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