Un análisis de los principales hallazgos de esta nueva ola hendrixiana.
Un hombre con una misión. Jimi Hendrix era un hombre poseído por una apremiante urgencia creativa, como si fuera consciente del escaso tiempo que le estaba concedido para permanecer en este planeta. Sólo así puede entenderse la aparentemente interminable cantidad de material que viene brotando de los archivos desde su fallecimiento en 1970. Más aun teniendo en cuenta que su carrera pública (a partir del "descubrimiento" a cargo del productor Chas Chandler y su consiguiente viaje a Inglaterra) duró sólo cuatro años, durante los cuales alcanzó a editar tres álbumes de estudio y uno en vivo. A esto hay que agregar First Rays of the New Rising Sun, el intento más coherente de reconstruir el álbum inconcluso en el que Jimi estaba trabajando en el momento de su muerte, que por el valor del material incluido se añade por derecho propio a su discografía oficial.
A partir de 1995, cuando tras extensas batallas legales la familia Hendrix recobró el control del catálogo del guitarrista y contrató al experto John McDermott y al ingeniero original de las sesiones, Eddie Kramer, como curadores de todo el material existente, las reediciones -con el sello Experience Hendrix- han tenido un consistente nivel de calidad, acorde con los altísimos estándares del artista.
La novedad en este ámbito es que al caducar el contrato que unía a Experience Hendrix con MCA/Universal, la empresa estableció una alianza con Legacy Recordings -una división de Sony Music- para el relanzamiento del catálogo de Jimi. El primer producto de esta nueva sociedad incluye ocho títulos: los cuatro álbumes de estudio, Are You Experienced, Axis: Bold as Love, Electric Ladyland y First Rays of the New Rising Sun , el disco en vivo, Band of Gypsys, más un compilado (The Best of Jimi Hendrix) y el relanzamiento ampliado a doble DVD de Live at Woodstock. Todos han sido remasterizados nuevamente, por McDermott y Kramer, con tecnología aparecida en los años transcurridos desde la primera reedición (1997); en el caso de los discos de estudio, se agrega un DVD que documenta el "making of " del álbum respectivo.
La joya de la corona es la aparición del disco "nuevo", Valleys of Neptune. Es una hora de música y lo primero que sorprende -en vista de que son grabaciones de estudio de una calidad excelente en todo sentido- remite a la cuestión planteada al comienzo de esta nota: ¿cómo puede ser que a cuarenta años de su fallecimiento y con la cantidad de lanzamientos póstumos realizados desde entonces, todavía exista material de esta calidad que no había visto la luz? Sin duda, Jimi trabajaba intensamente en una carrera contra el tiempo, y en un año de su vida producía lo que a otros artistas les llevaría décadas. Además, tenía la (buena) costumbre de grabar continuamente.
Valleys of Neptune está construido principalmente con grabaciones realizadas en 1969, un año de cambios para Hendrix, en el que tocó al menos con tres diferentes bandas y un sinnúmero de músicos. Muestra a la Experience en su mejor momento, poco antes de la separación, y también algunos experimentos con otras formaciones, junto al bajista Billy Cox y varios percusionistas. Podemos escuchar versiones que son en algunos casos superiores a las ya conocidas -que habían sido realizadas en los comienzos del trío- de temas como "Stone Free" y "Fire", una estupenda versión instrumental del "Sunshine of Your Love" de Cream, blues psicodélicos como "Hear My Train a Comin'" y "Bleeding Heart", y temas climáticos como "Ships Passing Through the Night", "Crying Blue Rain" y "Lullaby for the Summer", que dan una pauta de la búsqueda del guitarrista durante ese período. La extraordinaria canción "Valleys of Neptune", el santo grial de este disco, está a la altura de lo mejor que haya grabado Jimi, en cualquier época.
En cuanto a los otros álbumes de estudio, el principal atractivo radica en el DVD que acompaña cada uno de ellos, dirigidos por Bob Smeaton. En ellos, la estrella absoluta es el ingeniero Eddie Kramer, que nos lleva en un viaje apasionante a través de las grabaciones, sentado en la mesa del estudio manipulando los faders. Su humor y natural histrionismo, y por sobre todas las cosas el modo en que ama, conoce y aprecia la música de Hendrix, nos ayudan a descubrir y valorar aun más la genialidad del guitarrista y su visión en el estudio (un buen ejemplo es la "deconstrucción" que hace de "Night Bird Flying", en First Rays...). Lamentablemente, de la gente más cercana a Jimi, sólo Kramer y Cox aún permanecen, pero los otros artífices fundamentales (Chas Chandler, Mitch Mitchell, Noel Redding) igualmente están presentes con sus testimonios. Aunque cortos (alrededor de quince minutos) estos filmes pasan a formar parte de la bibliografía esencial sobre Hendrix.
Otro descubrimiento asombroso es Jimi Hendrix: Live at Woodstock. Esta reedición combina todas las filmaciones existentes de la legendaria actuación, incluyendo una algo maltrecha, pero reveladora, en blanco y negro, nunca antes vista (que integra el segundo DVD), a las que se suman varios documentales. Uno de ellos, The Road to Woodstock, contiene testimonios actuales de organizadores y participantes del evento, y provee un importante background histórico sobre Hendrix y su tiempo; otro, titulado Nashville Roots, con Billy Cox y Larry Lee -integrantes de Gypsy Sons and Rainbows, la banda que Jimi armó especialmente para tocar en el festival-, permite un acercamiento a su personalidad desde un ángulo más íntimo. La performance de Hendrix, bastante criticada en su momento, es literalmente increíble. Concentrado y con una energía apabullante desde el primer minuto, Jimi produce el milagro de transformar su entorno -miles de personas somnolientas, embarradas y limadas luego de tres días de música, amor, drogas y lluvia- en criaturas fascinadas ante un acontecimiento casi sobrenatural, que alcanza su clímax en el "Star Spangled Banner", la canción patriótica convertida en himno antibélico y collage hiperrealista.
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