Bajo el alias de su álter ego The Fireman y junto al productor Youth, Macca alumbra una joya de pop psicodélico
Luego de un receso de diez años, Paul McCartney ha revivido su proyecto experimental paralelo, The Fireman, el nombre que usa para sus colaboraciones de perfil bajo con el productor británico Youth. "Llegué a este disco sin ningún concepto de cómo serían las melodías o las letras", dice McCartney del nuevo Electric Arguments. "Fue escribir en el momento, cosa que le dio electricidad a todo el sonido."
Los primeros dos discos del dúo, Strawberries Oceans Ships Forest, de 1993, y Rushes, de 1998, eran triperos sets de ambient techno, casi por completo instrumentales. Pero Electric Arguments se siente como un verdadero disco de McCartney, con baladas al estilo "Blackbird", canciones ajustadas e instrumentación en vivo. "El año pasado nos encontramos en una fiesta y dije: «Pongamos un par de acordes esta vez» –dice Youth–. Quería hacer algo más tradicional, por el lado del folk inglés."
En la casa de campo de McCartney en Sussex, Inglaterra, el dúo trabajó rápidamente, grabando una canción entera por día, luego de empezar con poco más que un loop o una textura electrónica. Antes de las tomas de voz, Youth le daba indicaciones específicas a McCartney: "Sólo le decía: «Imaginate que sos Bob Dylan en 1967» o «Imaginate que sos Captain Beefheart mezclado con Jimi Hendrix en un mal viaje»", dice. De esa indicación, resultó "Nothing Too Much Just Out of Sight", un blues psicodélico cantado de forma inusualmente valiente por el Beatle. Para hacer que McCartney se pusiera a escribir las canciones, Youth le sugirió que leyera algunos libros de poesía. "No estaba intentando robar una idea, sino más bien encontrar palabras hermosas", dice McCartney, que se inspiró en Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg y Walt Whitman. La frase "amantes silenciosos" –de Hojas de hierba– lo atrajo. "Para mí, ésos son dos chicos enamorados –dice–. Pensé: «Eso está bueno. Puedo cantar sobre eso»." Esa semilla se convirtió en la joya de pop pastoral "Don’t Stop Running".
Al final, McCartney quedó contento con el proceso de creación libre. "La experiencia fue como el teatro de improvisación –dice–. Nunca lo había hecho antes, pero ahora lo entiendo. Fue como tirar pintura en la pared, alejarse y ver si se ve bien."
Por Andy Green
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