En su tercera visita al país, el trío londinense brindó un show enérgico y luminoso.
Cuando a mediados de los noventa el brit pop dominaba la escena internacional, Placebo iniciaba su carrera presentando credenciales a bordo de una propuesta de rock alternativo, matizada por toques glam y una notoria oscuridad tanto en los climas como en sus letras.
Luego llegó el reinado de la música electrónica y más tarde del retro rock con sus guitarras al frente. Pero el trío oriundo de Londres siempre se mantuvo firme en eso de seguir su propio camino y estar en las antípodas de lo que dictaban las modas. Ahora que el foco se debate entre los vestigios del renacido post punk y el pop psicodélico bailable, Placebo se sube a otro barco y pega un brusco cambio de timón hacia costas más luminosas y soleadas.
Porque Battle for the sun, el álbum que están presentando oficialmente en esta gira, poco y nada tiene que ver con su pasado cargado de nubarrones y tinieblas. Sus nuevas composiciones destilan esperanza y un cierto optimismo y musicalmente posan sus coordenadas en ritmos más acelerados, melodías vigorosas y guitarras más duras.
Puede que ante este panorama más de un seguidor ortodoxo de la banda haya fruncido el ceño. Aunque, al menos los fans que se dieron cita en el Microestadio Malvinas Argentinas el sábado pasado por la noche, parecieron mostrarse complacidos y conformes con este viraje pleno de energía.
Desde el inicio con el triplete demoledor de los estrenos “For what it’s worth”, “Ashtray heart” y “Battle for the sun” quedó confirmado que lo que insinuaban en su más reciente trabajo discográfico fue traslado con creces al escenario, incursionando en pasajes lindantes al hard rock y, sin llegar a la exageración bombástica de Muse, al perfil épico del metal progresivo, como demostraron en la explosiva “The never-ending why”.
Quizás toda esta contundencia y potencia tan evidentes en vivo estén relacionadas con el aporte del nuevo baterista Steve Forrest, quien, tatuado de pies a cabeza, suma una impronta y un background de indudable extracción rockera a una agrupación que siempre se movió en terrenos más densos. El andamiaje instrumental se completó con tres músicos de apoyo (sumando teclados, guitarras, bajo y violín) por sobre los cuales brillaron el larguirucho Stefan Olsdal (oscilando entre la guitarra y el bajo) y el pequeño de estatura pero grande en carisma y comunicación Brian Molko.
El glamoroso y ahora no tan andrógino líder llevó adelante las riendas del concierto luciendo un corte de pelo a lo Príncipe Valiente y dirigiéndose al público en un perfecto castellano. “Hola chicos y chicas, hermanos y hermanas, pendejos y pendejas. Mi nombre es Brian Molko y somos Placebo” lanzó promediando un show que, si bien se apoyó en gran parte de su último disco, también dejó espacio para algunas gemas de antaño, tales como “Every you every me”, “Meds” y las muy festejadas “Special K” y “The Bitter End” con toda su carga lírica de amargura, desazón y angustia.
Con una puesta en escena caracterizada por su sobriedad (apenas una pantalla de leds como telón de fondo), Placebo cristalizó su tercera visita a la Argentina regalando una actuación enérgica, sólida y confirmando que, lejos de los espectros fantasmales y de las lúgubres profundidades en las que solía sumergirse en el pasado, continúa brillando con su mejor luz.
Gabriel Hernando
2 comentarios:
Buenas! gracias por la review, fui a ver el recital y estuvo muuuy bueno.
Quería preguntarles si sabian para que programa fue la filmación que hicieron en el recital. Ya que no lo estoy pudiendo encontrar.
Muchas Gracias
Hernan
Gracias por tu comment Hernan. Seguramente es para un dvd, o algo de eso, ya lo vas a ver por la tele pronto.
Un abrazo, La X FM.
MPR
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