viernes, 26 de junio de 2009
No se si es Baires o Madrid.
Un poco triste por la muerte del Rey del Pop, Michael Jackson, llego al Teatro Municipal para asistir a una de las tantas y mundiales presentaciones de “No se si es Baires o Madrid” de Fito Paez.
La verdad es que el concierto empezó bastante puntual.
Cerca de las veintiuna horas apareció Fito en el escenario y el público aplaudió enardecido.
Lluvia de flashes sobre el ídolo.
Entonces el rosarino comenzó a tocar las primeras notas sobre el Bösendorfer del municipal y esa letra y esa melodía en piano me resultó muy conocida, la letra decía algo como…”I Took My Baby, On A Saturday Bang, Boy Is That Girl With You,Yes We're One And The Same, Now I Believe In Miracles. And A Miracle, Has Happened Tonight…
But, If, You're Thinkin', About My Baby, It Don't Matter If You're Black Or White”…
Todo finalizó con un “Gracias Mike!”
Era su modesto homenaje a Michael Jackson desde el Teatro Municipal de Santa Fe.
Sigue una interminable lluvia de flashes.
“Buenas noches Santa Fe!”
Nos tira su primer “Cable a tierra”. Nos cuenta qué es “Lo importante”. “¡Escucho que me acompaña un gran coro femenino esta noche!” aclamó Fito y comienza su Dar es dar y la gente lo acompaña con las palmas.
Lluvia de flashes nuevamente. “”Hay que ser profesional en lo amateur y amateur en lo profesional” nos recordó “el flaco” “con un par de guerras encima”.
Después llegó lo de después. “El amor después del amor” enganchado con “Dos días en la vida” donde se suma Coqui Bernardi con su voz y su guitarra.
Por un momento siento que en cada nota vienen los recuerdos de distintos momentos de la vida de cada uno de los que éramos en el teatro. Algunos más para acá, nosotros más para más atrás y los de más atrás aun también estaban presentes. Todos cantando.
De pronto percibí que entre tanta gente solo éramos Fito con el Bösendorfer, el piano del municipal, su micro, el delay de la voz y yo claro, cuando de pronto comienza a girar una “Rueda mágica” entre los presentes. El piano sigue y en medio del solo grita alguien del público: -“¡Creo Fito!”- y él socarronamente le contesta: -“ Yo también creía!”- y ahí el aplauso del público mezclados con la risa se hizo escuchar.
Por un momento el hijo concebido por Charly y el Flaco Spinetta nos sacó a volar en su piano de cola negro cuando aparecieron él y ella. Él carga con once y ella con seis. “Once y seis” fue una excusa mas para que todos cantemos a coro la dulce canción de amor de estos dos pibes, que a él una vez se ocurrió en un bar de San Justo mientras estaba de gira con el Juanca Baglietto.
-“Hoy vine inspirado, así que viejo, me van a tener que aguantar” dijo Paez.
Mientras nos marea dulcemente con las notas del piano pienso que no se si es Fito o Piazzolla, No se si es Baires o Madrid. Entonces mágicamente se abren las “Tumbas de la gloria” de una manera apasionada, conmoviendo a todos los que estábamos ahí.
Vuelve su piano a hablar por si solo. “No se si es Baires o Madrid”, “no se si eras un angel o un rubí” se escuchó, “Un vestido y un amor” nos preparó para escuchar que a él le gusta estar “Al lado del camino”.
Y los celulares graban y la lluvia de flashes iluminan el teatro.
“El muro de los lamentos” me hizo acordar que fue grabado con “la negra” Sosa, amiga de Charly, padre de Fito. “La gran familia de los músicos” diría Simón.
Siguen los flashes ahora no del público.
Ahora son las imágenes de una “Polaroid de locura ordinaria”.
Se siente la furia del rock nacional en un piano, un Bösendorfer. Me hace acordar a la furia del rock´n roll de los 50´s de Jerry Lee Lewis.
Luego de seguir preguntándome “No se si es Baires o Madrid” él nos hizo recordar que estamos en esta “puta ciudad” en la “Ciudad de pobres corazones”. Ahora con distortion de su viola. Solito, parado en el medio del escenario.
“Naturaleza sangre” viene como por añadidura y de golpe suelta la guitarra porque se le hacía tarde, y ya se iba. “Siempre se hace tarde en la ciudad”.
Fin de la presentación.
Bajo del palco número once al pié del escenario y vuelve Fito con un traje color gris.
Se para solo, y nos dice a todos, a capella, “quien dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón”. Así, desnudando su alma, frente a frente con el público. Desnudo de todo instrumento musical, con riesgo de desafinar, como es su cruda y rabiosa voz.
Y así vuelve al piano y nos cuenta de su Rosario natal, de las columnas de la Catedral y que la tribuna grita gol el lunes por La Capital.
No se si era Baires o Madrid. Puede que haya sido Santa Fe, puede que haya sido cualquier otro lugar.
Fito brilló en la noche del Teatro Municipal de Santa Fe.
Cónica y fotos: Martín Rueda.
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