El power trío liderado por Lemmy Kilmister brindó una contundente actuación en el estadio Islas Malvinas, y reafirmó su compromiso con las huestes metaleras. Crónica y fotos del recital.
Más allá de la modorra de un Viernes Santo en una Buenos Aires vacía, la primera reflexión que surge después de asistir al show que Motorhead dio en el microestadio de Argentinos Juniors, es que esta es una experiencia a la que todo amante del rock debe someterse alguna vez, más allá de todo gusto musical. El de Lemmy Kilmister y compañía es un show a la vieja usanza: no hay ninguna pantalla para seguir el show, ni tampoco ninguna coreografía u otra parafernalia que atente contra la premisa fundamental del grupo: sólo se puede ver, detrás de la batería, una bandera con el genial logo de la banda. Ya lo dijo el viejo bajista al asomarse al escenario con su sempiterno Rickenbaker colgando de su cintura: "We are Motorhead, and we play rock and roll".
Porque esa definición, tan simple como contundente, es la mejor para la música de la Cabeza de Motor. Pueden ser catalogados como el grupo más punk dentro del metal (y esa definición no es para nada errada), pero las raíces de Lemmy son bien claras: rock de los fifties y de los sixties, y blues. El gran secreto es la manera en la que la banda, siempre, aceleró las canciones, de la mano de las cuatro cuerdas del bajo que pulsa Lemmy (distorsionado al mango, hiper grave, rasgado como si fuese una guitarra y obteniendo ese efecto de inmediato), de esa pared humana llamada Mikkey Dee y de la efectiva y colorida guitarra de Phil Campbell.
Hubo gemas inesperadas ("You Better Run", del gran March or Die; "Be My Baby" de Kiss of Death) y clásicos inevitables e imbatibles (la apertura con "Iron Fist", "The Chase Is Better Than The Catch", "Ace of Spades" y "Overkill"). Y la certeza de estar frente a una verdadera leyenda del rock. "Ama el día en el que nunca pararemos", cantaron en su momento los Rolling Stones en "Start Me Up". La respuesta ante esa frase la dio Dave Grohl: "Fuck Off Keith Richards, el verdadero sobreviviente del rock and roll es el fucking Lemmy Kilmister". Una chica rubia y pulposa, el humo de un cigarrillo y un trago de Jack Daniels, y a festejar, a la salud del inoxidable guerrero del rock duro y veloz.
Por Pablo Strozza
Fuente; RS
Foto Segismundo Trivero
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